Nuestra casa ha de ser casi nuestro templo, aquél lugar que nos aparte y desconecte de todo aquello que tiene que ver con la rutina, que nos aleje de nuestros deberes y obligaciones y que nos aporte paz y tranquilidad. Debe ser nuestro lugar para descansar, nuestra vía de escape. La decoración y los muebles pueden ayudarnos a crear ese ambiente que tanto merecemos y tanto necesitamos.
Para crear un ambiente Zen y sereno debemos siempre mantener el equilibrio y procurar la paz y la máxima sutilidad, suavidad y simpleza posibles, buscando las líneas rectas. Estas líneas rectas han de encontrar equilibrio en objetos decorativos con formas redondeadas; estos objetos pueden ser desde alfombras, lámparas u otros muebles hasta un diseño pintado en la pared (lo importante es el equilibrio), pero sin olvidarse que solo hemos de colocar aquellas piezas que sean absolutamente necesarias y con algún propósito. No queremos estorbos en casa.
Otro aspecto muy recomendable es mantener una altura baja en los muebles de la casa por dos razones fundamentales: primero, la casa parecerá más espaciosa; por otro lado, sentarse más cerca del suelo nos acerca más a la tierra, lo que nos aporta bienestar y paz, nos coloca en tierra firme. Lejos de ser una tendencia que está por llegar, algunas firmas de muebles como Topkit ya han apostado por este tipo de ideas de decoración y tienen una oferta bien amplia en muebles, materiales y colores para que se adapten perfectamente a tus necesidades. Ni que decir tiene que el orden debe estar por encima de todo, nada fuera de su lugar que altere la energía y el equilibrio que tanto estamos buscando en nuestro hogar.
En cuanto a materiales se refiere, siempre vamos a preferir aquellos materiales y/o tejidos naturales para nuestros muebles, paredes u objetos de decoración. Los elementos que mejor se integran en este estilo son aquellos hechos de madera: para muebles, suelo, columnas; de piedra: encimera de mármol en la cocina, las paredes del salón y/o cuarto de baño e incluso bañera o lavabo; bambú: en el caso de algunos muebles o complementos; mimbre y papel.
En algunos casos y en algunas casas podemos permitirnos el uso de cristal o vidrio, por ejemplo en el salón sustituir una pared por un gran ventanal si vivimos rodeados de naturaleza. Esto hará que podamos traer un pedazo de bosque al interior de nuestro hogar, dotándolo de frescura y renovando la energía estancada. Hallaremos en dicha estancia un remanso de paz propicio para la reflexión, paz y sosiego. Si no es este tu caso, entonces limita el uso del vidrio y aquellos materiales más industrializados a apenas detalles que consideres oportunos.
Ya hemos hablado de los colores en posts anteriores, pero nunca está de más recordar que las tonalidades que más dejan fluir la energía de los espacios cerrados son los blancos, la gama entera de grises pastel, ocres, cremas y beiges. Y para añadir algunos toques de color y energía podemos usar un rojo-naranja azafrán (símbolo de pureza y vitalidad en la cultura oriental) así como verdes o marrones, siempre en cantidad reducida para no alterar la energía de los espacios; y si esto no te convence, recurre a la técnica de claroscuros.
Esperamos que estos consejos te ayuden a crear el ambiente único que necesitas para sentirte en tu verdadera casa, en tu hogar, en tu templo… ¡¡Y comparte con nosotros cómo lo has conseguido!!