El mundo árabe nos reportó en su momento infinidad de innovaciones. Innovaciones que desde que llegaron, han permanecido en nuestra arquitectura, cultura, idioma y resto de aspectos habituales para nosotros.
Dentro de la arquitectura, nos mostraron nuevas técnicas y estilos como los arcos de herradura, capiteles cilíndricos y prismáticos. Todo ello desde el punto de vista estructural, sin dejar de lado un toque distintivo, decorativo, detalles que lo hiciera único.
Este estilo dejó huello para la arquitectura y decoración mudéjar, arquitectura como muchos la llaman de reinvención. La arquitectura mudéjar se define como su población, árabe pero con tintes cristianos. Se trata de una arquitectura y decoración en la que se reinventan los estilos anteriores, tomando como base el estilo árabe refinándolo al gusto de los señoríos cristianos.
Analizando ambas arquitecturas, hemos encontrado un elemento similar, pero que en cada construcción se vuelve completamente distinto, los techos de madera.
Para ellos el techo formaba una parte vital en cuanto a decoración y funcionalidad se refiere, para ello crearon el artesonado.
El artesonado es un tipo de techo de madera en el que se expresa a los niveles más altos de estilismo y decoración, siendo además en aquella época símbolo de estatus social.
Concretamente el artesonado en sí, no es más que un techo de madera formado por vigas de madera en cuyos huecos se incrustaban distintos adornos de madera, tanto plana, como a dos aguas, rectangulares, cuadras, etc. Es decir, cuando hablamos de artesonado nos estamos refiriendo a la máxima expresión libre de decoración para techos de madera.
Podemos citar como grandes ejemplos de artesonados históricos propios de la arquitectura árabe y mudéjar los de los Reales Alcázares de Sevilla o los de la sinagoga del Tránsito de Toledo.