Nunca me he parado a pensar en cómo los egipcios, faltos de tantas infraestructuras, han podido erigir semejantes obras de arte que perduran hasta hoy. Las pirámides, por ejemplo. Se construyeron hace más de 4.000 años, y aún se conserva. Desgraciadamente, la mayoría de las construcciones de la época se perdieron con el tiempo, como el majestuoso Faro de Alejandría. Las pirámides, por todos conocido, eran las tumbas donde residían eternamente los faraones, sus sirvientes, esposa y joyas. Sus cuerpos momificados estaban siempre acompañados por los tesoros más apreciados por el difunto, comidas y objetos personales que les acompañaron durante su vida.
Las pirámides se sitúan en medio del desierto, sobre la arena, terreno no muy estable a simple vista. La gran pirámide de Keops destaca de las tres, (Kefrén y Mikerinos, o Micerinos) Pero la primera pirámide que conocemos, es la Pirámide Escalonada. Algo más austera que sus compañeras sucesoras, es el prototipo principal utilizado para construcciones futuras, un nuevo modelo de construcción nunca visto antes. Bien es cierto, que los egipcios utilizaban una estructura fija, conocida como Mastaba, para enterrar a sus muertos. Esta mastaba, se conformaba por una forma rectangular, y en el centro conectaba con una cámara oculta bajo tierra, en donde se colocaba al difunto junto con sus joyas. Se presupone que la Pirámide Escalonada es una mastaba sobre otra, cada vez más pequeñas según se va ascendiendo por ella. Es curiosa la increíble estructura que yace escondida bajo tantas toneladas de piedra y arena. Los oscuros y secretos pasadizos situados bajo esta pirámide, forman todo un sistema de canales que acaban uniéndose en la cámara funeraria. Algo asombroso para la época. Porque si, de por sí, construir una pirámide es algo complejo, crear túneles que lo atraviesen en profundidad es algo impensable.
Las pirámides no son solo la tumba que protege a las momias. También es un espacio lleno de arte. Símbolos y jeroglíficos que representan la vida del difunto, sus mejores y peores momentos, consejos, recomendaciones, leyendas, religión…toda la cultura a través de unos muros cargados de significado. Es algo fascinante. Hasta el mismísimo Napoleón se quedó embelesado ante semejantes construcciones. La complejidad de la estructura piramidal fue pensada para evitar saqueos, para preservar al faraón de forma intacta con sus efectos personales, y para que descanse eternamente. Ahora lo normal es visitar una pirámide y adentrarse en sus recovecos y conductos extremadamente reducidos. Hasta la gente se queja de lo angosto que son los pasadizos, pero no se han parado a pensar que esos pasillos no han sido construidos para ser visitados, sino que han sido creados para estar sellados por toda la eternidad.
He querido dividir estos artículos según características arquitectónicas, ejemplos, arte, significación y técnicas. Por ello, cada artículo es un apartado que forma parte de un todo. Como una entrega de fascículos. Pero lo primero era introduciros este maravilloso mundo lleno de incógnitas, misterios y preguntas sin respuesta. Aunque toda la información que pueda aportar acerca de este tema, siempre será insuficiente. Os invito a que me acompañéis por un viaje hacia el Antiguo Egipto.
Si antes expuse una introducción de la fascinante arquitectura egipcia, hoy voy a hablar de los tipos de pirámide.
Pirámide escalonada
Ya he hablado de ella anteriormente, pero no tanto como se merece. Esta pirámide constituye la primera tumba de piedra que se ha construido jamás. El arquitecto de tan majestuosa obra no es otro que Imhotep, bajo el reinado del faraón Zóser. Los arqueólogos han podido averiguar el nombre de este pensador arquitectónico pues su nombre aparecía al pie de una de las estatuas del faraón, colocada cerca de la tumba. Esta pirámide no es solo una sucesión de (aparentemente) mastabas, sino que es más que eso. Un conjunto de edificios y patios de piedra estrechamente unidos a ciertas ceremonias funerarias dirigidas hacia el faraón del momento. El núcleo de la pirámide está formado por una estructura sólida en forma de mastaba (una gran caja rectangular) Dentro de esta caja, se encontraban bloques de piedra de origen lejano. El exterior, a su vez, estaba construido por piedra caliza fina, con origen en las canteras de Tura, aún más lejanas. En principio, la pirámide no iba a ser tan alta. La idea inicial era crear un templo funerario, pero antes de finalizar la obra, se decidió prolongar la pirámide por las fachadas oeste y norte. Pero no fue la única ampliación que sufrió esta construcción. Se completaron, además, seis peldaños y toda la estructura se cubrió con piedra caliza (de Tura) Hay una parte subterránea, en forma de pozo, bastante profundo, y daba acceso directo hacia un conjunto de pasadizos y cámaras de tamaños variados.
Las tres pirámides: Keops, Kefrén y Mikerinos (Micerinos)
Lo que tienen claro los historiadores, es que las pirámides provienen de la mencionada Pirámide Escalonada. Una perfección de aquella estructura tosca y pedregosa. La base cuadrada y ambos lados en rampa son las dos características principales de las pirámides, que lo diferencian de la Pirámide Escalonada. El método utilizado para erigir tales monumentos no es otro que la creación de un núcleo en el cual se unen diferentes capas de mamposterías, variando su altura según dónde se situaran. Todo el conjunto se sostenía sobre un cuerpo central que formaba un ángulo de 75 grados.
Los constructores de la V Dinastía no dudaron en reutilizar esta técnica que tan buenos resultados aportó. Sin embargo, la certeza de que estas tres pirámides siguieran el sistema arquitectónico mencionado no ha sido revelada aún. La tumba del faraón, normalmente, se hallaba al oeste del Nilo, por donde se ponía el sol. También es importante que estuviera situada por encima del nivel del río, para evitar posibles inundaciones, tan comunes en la época. A pesar de establecer una lejanía prudencial de la ciudad, no podían alejarse demasiado del Nilo pues las piedras se transportaban a través de barcazas desde las canteras. Cuanto más lejos estuvieran las construcciones, más se tardaría en transportar por tierra las piedras.
Después de seleccionar el terreno, se procede a su limpieza y despeje, eliminando toda la arena hasta dar con la roca viva, que conformaría los cimientos de la construcción. Tras este arduo proceso, se medía el ángulo de dicha roca, para nivelar la construcción. Para terminar, había que cerciorarse de que los cuatro puntos cardinales coincidieran a la perfección con la orientación de los cuatro lados del monumento. Eran muy cuidadosos con estos detalles. Por aquel entonces, no existía la brújula, por lo que los egipcios tuvieron que orientarse gracias al sol y la posición de las estrellas.
Continuamos con el fascinante mundo egipcio, y esta vez concretaremos la construcción de las pirámides y mencionaremos las más relevantes. Para empezar, ¿cuáles han sido las pirámides clásicas?
Construyendo las pirámides
El material utilizado para erigir semejantes monstruos de la construcción no era otro que las piedras obtenidas de las canteras de Tura, junto a la orilla este del río Nilo (próximo a las colinas de Mugattan) El revestimiento exterior de las pirámides está conformado por esta piedra. Las principales herramientas utilizadas para llevar a cabo todo este trabajo eran una serie de objetos de cobre, sierras incluidas, capaces de cortar cualquier piedra caliza. Lo que incita a cuestiones es cómo extrajeron piedras tan duras como el granito. Es por eso por lo que muchos expertos opinan que la utilización de este tipo de piedras fue algo tardía, y que al principio, los egipcios se servían de bloques de piedra situados sobre la superficie.
Herodoto estuvo reflexionando acerca de las técnicas constructivas de las pirámides y declaró que, mínimo, se necesitó de más de cien mil hombres, en turnos de tres meses, durante veinte largos años. El transporte de las piedras parecía algo engorroso. Pero la dificultad no erradicaba en el transporte fluvial, sino en mover las piedras desde el río hasta la zona de construcción. Las inundaciones que se sufrían por la época contribuyeron bastante al transporte de las piedras. Cuando no quedaba otro remedio, las piedras eran transportadas por tierra a base de trineos personalizados que asían a la piedra con cuerdas. Conforme los rodillos se iban colocando, los trineos se deslizaban sobre las pistas previamente preparadas. Pero aún no se sabe a ciencia cierta cómo se construyó la parte exterior de la pirámide. Cómo elevaron tales bloques de piedra hasta conformar la forma triangular tan conocida.
Una de las teorías que se ha ido barajando es la construcción de una única rampa de abastecimiento que se encargaría de cubrir un lado de la pirámide. Los otros tres lados permanecerían tapados por terraplenes de pendiente más pronunciada. Mientras la pirámide cobraba algo de altura, la rampa también creía y se iba adaptando al estrechamiento de la pirámide, así se evitaba el riesgo de desmoronamiento. En cambio, los otros tres lados de la pirámide estaban provistos de terraplenes que albergaban anchura suficiente en la cumbre para dejar pasar a los hombres y sobre todo, a los materiales.
Estos terraplenes normalmente se usaban para poder elevar las piedras, para eso estaba la rampa. Arqueólogos han descubierto algunas de las vigas de madera que completaban el proceso arquitectónico de las pirámides. Como detalle, la última piedra colocada en al cúspide de la pirámide, se tallaba en granito.
Los amantes de las pirámides saben que éstas no son únicamente un templo o una tumba que alberga el cuerpo de un faraón. No. Todos los que estamos inmersos en este fantástico mundo histórico sabemos que las pirámides entrañan más secretos de los que podríamos imaginar. Sus recovecos, adornados y unidos por pasadizos secretos, túneles cavados para mantener ocultos todos los secretos que ahora pretendemos revelar. Estar ante las pirámides es algo increíble, te hace sentir tremendamente pequeño pues su tamaño es grandioso. Lo más sorprendente es saber que todo lo que contemplamos está hecho por el hombre. Personas como nosotros que, en aquella época, carecían de derechos. Esclavos fustigados en constante agonía, moviendo piedras mientras su único pensamiento se centraba en terminar la jornada y volver a casa con sus familias. Si tan solo supieran las maravillas que crearon con tanto esfuerzo…
Es una verdadera pena que la erosión haya hecho acto de presencia, alterando negativamente la preciosa fachada que cubre estos monumentos. Los saqueos, por otra parte, sufridos por la Gran Pirámide hacen casi imposible determinar cómo se construyeron estas moles, las medidas exactas, los cálculos realizados. No se puede garantizar un error de diez centímetros siquiera, sobre todo en cuanto a la longitud de la base, o la altura del monumento. Es un misterio que solo los pensadores de la época sabrían resolver con suma facilidad.
Maldiciones egipcias
Cuando se descubrió el Valle de los Reyes, la aportación arqueológica fue tal que hasta encontraron el cuerpo de un faraón momificado completamente intacto, que databa de tres mil años atrás. El gozo y la alegría duró poco al ver cómo, poco a poco, todos los descubridores de las tumbas egipcias iban muriendo, como si de una sucesión se tratara. Quien ingresaba en la cámara sepulcral, o guardaba una mínima relación con las momias, moría misteriosamente. Seis años después de su descubrimiento, fueron 35 las personas científicas muertas.
Cuando el arqueólogo inglés Howard Carter se aventuró por la cámara de Tutankamón, el viernes 17 de febrero de 1923, no se le pasó por la cabeza encontrar una estela de barro apenas visible en caracteres jeroglíficos que declaraban “La muerte golpeará a quien perturbe el sueño del faraón” Al igual que en este caso, los arqueólogos y expertos en egiptología suponían que todas las tumbas albergaban advertencias del mismo calibre. De todas formas, casi todos los sepulcros acabaron convirtiéndose en cámaras vacías de momias, estelas, vajillas y objetos preciosos. Es el motivo principal por el que nunca se sabrá qué consecuencias sufrieron los asaltantes de estas tumbas, contradiciendo las órdenes de los sumos sacerdotes.El siglo XX ha estado lleno de leyendas y habladurías acerca de las maldiciones que sufrió tal o cual saqueador, todas algo confusas pues no se ha podido verificar la naturaleza de las mismas. Las cosas no se mostraron mejor cuando Carter y sus compañeros decidieron abrirse paso por la tumba de Tutankamon. Meses antes de aventurarse por la tumba, Carter encontró el pasillo que conducía directamente a la cámara funeraria del faraón. Por aquellos días, una cobra se comió a su canario. Las cobras eran los animales protectores de los sacerdotes egipcios, y este presagio fue tomado por el pueblo egipcio como el principio de futuras catástrofes. A pesar de aquel incidente, Carter, Lord Carnarvon y los demás muchachos se introdujeron en la tumba del faraón. Nada más entrar Carnarvon, un mosquito le picó, se infectó la picadura, y murió trece días después en el hospital de El Cairo. Momentos antes de su muerte, aseguró que se iba a reunir con Tutankamon. Casi en ese mismo instante, su perro en Inglaterra, murió de un infarto. Son muchos los misterios que se quedan en eso, simples misterios. Pero en este caso, puede que haya más verdad en estas leyendas de la que tratamos de ocultar.
Historia de las maldiciones egipcias
La muerte de Lord Carnarvon destapó lo que supondría una ola de muertes inexplicables, todas relacionadas con el mundo egipcio y las tumbas faraónicas. Se desataron sospechas y multitud de habladurías sobre esta muerte, sobre todo de manos de los amantes de lo oculto y ancestral. Espiritistas de todas partes del mundo se empeñaban en transmitir informaciones nada tranquilizadoras. Según ellos, los sacerdotes del antiguo Egipto se comunicaban entre sí, portando mensajes terroríficos que contribuirían en su conjunto a alimentar la leyenda de la maldición del faraón. Tema central durante largo período de tiempo, invadiendo campos de la literatura, música o cine, solo necesitaban añadir más muertes para que ésto se convirtiera en algo sensacionalista. Y las muertes llegaron, inesperadamente.
Arthur Mace, arqueólogo de profesión, pertenecía al grupo de Howard Carter. Muere de forma inexplicable después de pasar sus últimos días en un coma profundo, estando en el mismo hotel que invadió Lord Carnarvon durante su expedición por la tumba de Tutankamón. ¿Coincidencia? Los fans del mundo del ocultismo no lo creían, y así se lo hicieron saber al mundo. Joel Woolf, un amigo cercano de este filántropo inglés, muere sospechosamente después de sacar unas fotos en la cámara mortuoria de dicho faraón, al igual que Richard Bethell (un secretario de Howard Carter)
Es larga la lista de muertes bajo la supuesta maldición de las momias. Por ejemplo, la hermana de Lord Carnarvon, Audrey Herbert, se suicidó en Londres. La esposa del filántropo, Almina, también murió de forma repentina después de visitar la tumba. Archibald Reid, doctor, le encomendaron sacar las radiografías de la momia, y cayó muerto sorprendentemente, sin que nadie pudiera esperárselo. Lee Stack y George Gould visitaron la cámara mortuoria y cayeron muertos después de visitarla, por no mencionar la gran lista de personas, arqueólogos, directores de museos y gente culta que visitó el Valle de los Reyes. Tras 6 años desde el descubrimiento, sumaban 35 los cadáveres que había dejado a su paso. Todos tenían en común a Tutankamón.
A pesar de todas estas extrañas muertes, Tutankamon no fue el único rodeado de una maldición. El sacerdote Khapah Amon creó una maldición sobre su cadáver “La cobra que está sobre mi cabeza se vengará con llamas de fuego a quien perturbe mi cuerpo. El intruso será atacado por bestias salvajes, su cuerpo no tendrá tumba y sus huesos serán lavados por la lluvia” Lord Harring, coleccionista inglés, adquirió la momia de este sacerdote, y murió aplastado por un elefante. Efectivamente, su cuerpo quedó abandonado y sus huesos reposaron bajo las intensas lluvias. Esto ocurrió en 1879.
El Titanic, coloso insumergible, tampoco se libra de las teorías egipcias. Un pasajero, Lord Canterville, traía consigo una momia de una pitonisa que procedía del reinado de Amenofis IV. En su brazalete rezaba “despierta de tu postración y el rayo de tus ojos aniquilará a todos aquellos que quisieron adueñarse de ti” El barco se hundió, y se llevó consigo más de un millar de personas.